Bienvenidos

Desde la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Santa Cruz de la Calle Sevilla y en nombre de todos los hermanos de esta Centenaria corporación, os damos nuestra más cordial bienvenida a este blog, que con seguridad nos servirá a todos para conocer mejor nuestra Hermandad y su vida asociativa, y así enriquecernos a nivel personal y colectivo.

jueves, 10 de junio de 2010

Año para recordar.

Empezó siendo el año de las efemérides. Empezó siendo el año del centenario de la ratificación canónica del Cardenal Almaraz, el año de las seis décadas del Sudario de Santa Isabel, el año del cuarenta aniversario de la Capilla y el año del trigésimo aniversario del cuadro de D. Juan Martínez Liñán. Pero acabó siendo otro año muy distinto para nuestras retinas y para nuestra memoria.



Fue el año de la entrada de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes que llenó de sonidos y de significativos silencios la noche del viernes. Todo y todos enmudecían cuando la Agrupación, con su elegante uniforme de gala, cruzaba la noche de primavera abriendo paso a la ofrenda. Todo era silencio y miradas expectantes viendo pasar a una banda que hizo que todos nos sintiésemos orgullosos sabiendo que este año disfrutaríamos en nuestras fiestas de una trilogía magnífica en cuanto a bandas de música: el Sol, el Carmen de Salteras y Virgen de los Reyes. Nada importó el frío de la madrugada. Largas filas de mujeres salieron de la Capilla de la Santa Cruz portando ramilletes de flores para ofrecerlos a la Santísima Virgen del Valle, mientras el sonido de los casi cien componentes de la Agrupación Musical llenaba por completo a un pueblo que no quería dormir porque vivía uno de sus más bellos sueños.







La mañana del sábado amanecía con toques de ordinario. Cohetes que llevaban el eco de un pueblo dormido y que pronto miraría a la calle por la que el sol asoma a la ciudad. La capilla vacía, con la Santa Cruz sobre su paso contemplaba como multitud de jóvenes y mayores se disponían a cruzar la ciudad llevando a todos la alegría de ser devotos de la Santa Cruz. Magnifico ambiente festivo que volvió a llenar el polideportivo municipal cuando tuvo lugar, un año más la exhibición de la Brigada Paracaidista.

El romero se organizó por vez primera en las nuevas urbanizaciones surgidas en parte trasera de la Vega, lo que propició una salida fluida y ordenada del mismo, que lució en todo su esplendor en las primeras horas de su recorrido coincidentes con la luz de la tarde que lo inundaba por completo por la Avda. De Sevilla, Calle Manuel Siurot, Párroco Paulino Chaves y Real. La caida de la noche coincidió con diversos incidentes (falta de luz en una de las carrozas y un animal que se desplomó en el suelo) que hubieron de ser solventados a la mayor brevedad posible y que, no obstante, provocaron un pequeño parón o retraso en la marcha del cortejo. Las carrozas sorprendieron un año más a propios y extraños y llenaron de alegría la Calle Sevilla a su regreso, luciendo magníficas y mostrando el buen hacer de nuestro hermano Manuel Martínez y su equipo de colaboradores.








El día más importante de nuestra fiesta amanecía muy temprano, como siempre. Los sones de Carmelo con su tamboril acompasado, la banda de Nuestro Padre Jesús Nazareno con paso apresurado en la pequeña diana mañanera buscando a reinas y damas para la procesión. El paso de la Santa Cruz magníficamente exornado en color blanco era el centro de todas las miradas. Cuando a las diez y cuarto de la mañana la Santa Cruz cruzaba el dintel de su capilla y recibía de lleno los rayos del sol, La Palma se volvía a admirar de sí misma y se llenaba de asombro al ver a la Santa Cruz con el Sudario de Santa Isabel de nuevo en la calle. El tiempo parecía haberse detenido de pronto y parecía volver a décadas pasadas contemplando una imagen que nunca debió perderse y que este año se ha recuperado en lo que ha sido, sin duda, una de las decisiones más acertadas y aplaudidas.







La Función Solemnísima, con el sabor de culto antiguo, una masiva asistencia de fieles, y un comportamiento absolutamente exquisito, dio paso a la Procesión de la Santa Cruz, que, aunque en número reducido sigue conservando la fila de hombres tras el Simpecado. La banda del Sol y la del Carmen de Salteras volvían a sonar para honrar a la Santa Cruz, al tiempo que llenaban de vistosidad el cortejo que estuvo en todo momento arropado de numerosísimos devotos. A las cuatro menos cuarto entraba la Santa Cruz en su Capilla, dando paso a una tarde de fervor y alegría con un ambiente crucero inmejorable, que se materializaba a eso de las diez de la noche, cuando una ingente cantidad de personas se dieron cita a las puertas de la Capilla para cantar y bailar ante la Santa Cruz y que, incluso continuó una vez hubo finalizado el tercer Toro de Fuego.











Luego…, volvió el Corpus, que se iniciaba con la misa de los grupos jóvenes tras la cual recibía un merecidísimo homenaje nuestro hermano Juan Moreno. Dos noches de agradable velada, así como un traslado nocturno de la Santa Cruz simplemente multitudinario en el que resultaba difícil dar un paso tal era la cantidad de personas que se agolpaban en torno a Ella.








La Santa Cruz por la mañana, volvió a ser testigo de la Función Eucarística, y volvió a derrochar su infinita belleza abriendo paso al cortejo en el que va el mismo Dios hecho presencia Real y Augusta en el Sacramento de la Eucaristía. Tras dicha procesión, la visita de siempre al convento de las hermanas de la Cruz nos volvía a transportar a momentos pasados. Se iniciaba así el traslado de regreso de la Santa Cruz a su capilla, recorriendo el itinerario de costumbre, que en el presente año ha sido especialmente concurrido. Emotivo resultó el paso de la Santa Cruz –con el Sudario que dibujara en 1987 Pedro Pérez Flores- por la Calle Alpizar, donde se quemaron tracas y volvió a recibir el fervor crucero desatado de sus devotos. Al filo de las cinco de la tarde, la Santa Cruz volvía a su capilla, con una Calle Sevilla a rebosar en la que no cabia un alfiler y en la que los vivas se sucedían en honor al Santo Madero.











De nuevo la tarde dio paso a un ambiente crucero inmejorable, con multitud de casas abiertas y numerosísimos grupos jóvenes que cantaban y bailaban en honor a la Santa Cruz. Especialmente simpática resultó la iniciativa de la Calle Alpizar, que organizó un Toro de Fuego Infantil en el que infinidad de niños gritaban alborozados alrededor y disfrutando de un evento que hasta eso momento nunca antes habían podido disfrutar.


Momentos entrañables, en definitiva, los vividos este año junto a nuestra Santa Cruz y que hacen que año tras año sea más que cierta esa estrofa de su himno magnífico que es la que lo explica todo y la que resume la verdad de nuestros sentimientos, pues todo, en verdad ha sido como cantamos ¡Todo para tí, mi Cruz!


Fotos: Francisco Cabrera y algunas optenidas de; Sentir Palmerino,
 Blog Personal de Karol Adam y Diego Sánchez.

a mi amigo Cepeda.